A comienzos del año 2020, las noticias hablaban de un virus que estaba comenzando en a colapsar una ciudad en China, Wuhan. Cordones estrictos y encierro de los millones de habitantes de una ciudad. Tan lejos se veía aquello, era verano y la playa y vacaciones nos invitaban a relajarnos, el estallido social había tomado vacaciones también. La sensibilidad y temor de los políticos había crecido de manera extraña. Reuniones y acuerdos por una nueva Constitución se lograban. El pueblo, en su fiereza sin cabeza, había logrado lo que jamás pensamos. Como en todo progreso, el pueblo pagó caro, ojos perdidos, contusos, muertos, etc. Sin embargo, la cuenta económica fue pagada por ricos y pobres esta vez, locales incendiados, saqueados, etc. Los pobres pagaron más, se agregaron horas a la jornada diaria de transporte, horas para ir a comprar a supermercados muy distantes.  Todos absortos en nuestro diario vivir, por ahí comenzó a sonar España, Italia, Francia, Alemania, cifra de contagiados creciendo a un ritmo veloz, acompañado de muerte y terror. Recuerdo una foto de algún pasquín, donde la parca viste con capucha y porta una guadaña gigante. Así los medios invadían a la ciudadanía. Y un día de febrero de 2020 llegó a Chile, el peor de nuestros temores se hizo realidad, algo que no tenía cura. Así todo, seguimos con nuestras actividades habituales de pesca. Hasta principios de marzo, donde el temor escondido tras la prudencia, nos obligó a cerrar nuestra sede de reunión y cancelar todos los compromisos de pesca. Comenzó entonces el encierro para algunos, luego para todos. Y la pregunta fue: ¿ Cómo y que hacemos para mantener vivo a nuestro club?. La respuesta estaba a nuestro alcance, la tecnología nos dio la mano y comenzamos a hacer reuniones virtuales. Una, dos tres reuniones se sucedieron y comenzamos a vislumbrar que teníamos que mantener a los socios interesados, mas allá de la mera voluntad de querer saber semanalmente de nuestros amigos. Y comenzamos a conversar de los que nos ha unido siempre, la pesca. Nuevos y antiguos, unidos en una pasión.

Veníamos saliendo de un exitoso campeonato nacional de pejerrey chileno, logramos varias premiaciones individuales y un segundo lugar por club, habíamos vencido a nuestros archirrivales. Y todos dictábamos cátedra de cómo había sacado el primero y el segundo….., como éramos terceros y luego segundos. Felices todos por los logros.

Seguimos con playa variada de mar, pesca embarcada de mar en el intertanto se fueron sumaron algunas personas para escuchar las tertulias, ahora estamos conversando de pesca de escollera de mar.

Una cosa probamos después de 5 meses de enclaustramiento y es que nos une algo mas que la mera pesca. La camaradería, las ganas de ver a nuestros amigos de años, la alegría de saber que todos estamos bien y la esperanza que mañana estaremos pescando uno al lado del otro.